“Los ameyales que conocí de joven ya desaparecieron”, acusan sequía por Bonafont en Puebla

Redacción11 abril, 20214min3
NOTA 1 BIBIANA

Era la mitad de la década de los 80, cuando varios pobladores de Juan Crisóstomo Bonilla, observaron la primera alerta que anunciaba una baja en el nivel de agua en sus pozos artesanales y en los cuatro ameyales encargados de suministrar este líquido al trazo rudimentario de canales o “caños” que apoyaban la siembra de alfalfa y granos básicos, en tierras de temporal de la cabecera local y las juntas auxiliares Santa María Zacatepec, San Gabriel Ometoxtla y San Lucas Nextetelco.

Después del cambio de milenio, comenzó a vivirse otro fenómeno al interior de los hogares que generó más preocupación, porque el agua era más escasa y entonces la gente rascó más metros de profundidad a sus fuentes de abasto para garantizar el consumo básico de este recurso natural.

De ese momento a la fecha, la problemática alcanzó otras dimensiones, pues algunos pozos fueron secándose en su totalidad, como sucedió en la casa de un vecino de la Colonia San José Ángeles, con quien El Sol de Puebla, habló de este escenario y en uno de sus comentarios, resaltó “lo que conocí, ya no lo veo”.

Con 70 años de vida, el entrevistado, que prefirió no dar sus generales, pero si su testimonio, relata que este municipio tenía buenos mantos acuíferos y en su juventud veía como el agua de los volcanes llegaba limpia y en buena cantidad a los “ojos de agua”, donde la gente la usaba para regar sus tierras y hacer sus actividades domésticas.

Hoy, con nostalgia, afirma que este panorama desapareció de la historia de Juan Crisóstomo Bonilla, porque ahora los “caños” en lugar de tener agua, tienen hierba seca.

El comentario de este vecino, es compartido por muchos pobladores más de esta jurisdicción, quienes, al preguntarles, ¿Cuál fue la causa?, coinciden que fue la llegada de la empresa Arcoíris y después de la firma Bonafont, ambas dedicadas al embotellamiento de agua para su comercialización en diferentes presentaciones.

Fue en el año 1985, cuando aseguran, Arcoíris comenzó operaciones en la colonia San José Ángeles y tras varios años, en el 2000, cambió de nombre a Bonafont.

De ahí, todos los días veían entrar y salir tráileres, doble remolque, repletos de garrafones de 20 litros cada uno y paradójicamente, en ese tiempo atestiguaron como el agua que corría por los canales localizados entre las tierras de cultivo, se quedaron sin ella, los árboles empezaron a secarse y como en varias casas, la gente tapó sus pozos, con láminas y tablas de madera, para evitar accidentes, pues sus espejos habían desaparecido y ahora representaban un riesgo mayor.

Lo anterior, los llevó a sumarse a la petición del cierre definitivo de las instalaciones de la planta embotelladora, a finales del mes pasado, pues refieren que el agua está cada vez más escasa, al grado de que muchos han dejado de criar animales para priorizar el consumo humano.

 

Redacción: Norma Marcial/El Sol De Puebla

Fotografía: Bibiana Díaz/ El Sol De Puebla


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